La refrigeración industrial es una actividad que consume mucha energía eléctrica, y para que el ciclo de refrigeración funcione, es necesario disipar una gran cantidad de energía en forma de calor, generalmente a través del condensador. Sin embargo, ese calor residual, que tiene un nivel térmico muy bajo, puede ser aprovechado gracias a la tecnología de la bombas de calor.
Una bomba de calor es un dispositivo que, utilizando un ciclo termodinámico, es capaz de extraer calor de una fuente fría y transferirlo a una fuente caliente. Es decir, es capaz de elevar el nivel térmico de ese calor residual (algo por encima de la temperatura del ambiente) hasta temperaturas de 90ºC o más, de forma muy eficiente.

Para bombas de calor a alta temperatura se suelen utilizar refrigerantes como el amoníaco, que tienen un alto potencial de transferencia de calor y un bajo impacto ambiental. Con este tipo de bombas de calor se pueden alcanzar rendimientos muy altos, con un coeficiente de rendimiento (COP) de hasta 8. El COP indica la relación entre la cantidad de energía que la bomba de calor es capaz de suministrar y la cantidad de energía eléctrica que consume, por lo que cuanto mayor sea este valor, mayor será la eficiencia energética de la instalación.
Por tanto, el uso de refrigerantes como el amoníaco en bombas de calor de alta temperatura permite obtener elevados rendimientos y eficiencias energéticas, al mismo tiempo que se contribuye a la sostenibilidad ambiental del sector industrial siendo esta una buena medida de ahorro energético.
Bombas de calor en refrigeración industrial
El salto térmico que proporciona la bomba de calor influye en el rendimiento de la instalación y en el tiempo de retorno de la inversión. Pero el coste del kWh proporcionado por una bomba de calor puede ser hasta un 60% más barato que el producido por gas natural, lo que se traduce en tiempos de retorno de la inversión muy reducidos, inferiores a 3 años.
Además, en los últimos años, el precio del gas natural se ha incrementado de manera significativa, lo cual hace de la bomba de calor una alternativa más económica y sostenible desde el punto de vista energético. La utilización de la bomba de calor se presenta como una de las soluciones más viables, ya que permite reducir de manera significativa los costes energéticos en la producción de agua caliente y calefacción.
OBSERVACIÓN:
Según un estudio de la Agencia Internacional de Energía (AIE), la aplicación de tecnologías de bomba de calor en los procesos industriales podría reducir el consumo de energía en un 13%, lo que equivale a un ahorro anual de más de 700 TWh a nivel mundial.
Además, se estima que la utilización de bombas de calor en el sector industrial podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 1.5 GtCO2eq por año, lo que equivale a la mitad de las emisiones anuales de CO2 de la industria del transporte a nivel mundial. Estos datos demuestran el potencial que tienen las bombas de calor en la refrigeración industrial como una herramienta clave para reducir el consumo energético y las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector industrial.
En definitiva, la bomba de calor es una tecnología que permite aprovechar el calor residual de las instalaciones frigoríficas de forma eficiente y rentable, contribuyendo así a la reducción del consumo energético y a la sostenibilidad del sector industrial.