Si analizamos un ciclo frigorífico o un ciclo inverso de Carnot desde el punto de vista teórico de la termodinámica, podemos observar que su rendimiento o COP depende únicamente de la temperatura del foco caliente y del foco frío (T1 y T2 respectivamente):
Si observamos esta ecuación vemos que, cuanto menor sea la diferencia de temperaturas del condensador y el evaporador, mayor será el rendimiento de nuestra máquina frigorífica o bomba de calor:
Figura 1. Ciclo frigorífico ideal o ciclo inverso de Carnot
Si lo analizamos desde otro punto de vista más intuitivo, podemos ver que cuanto menor sea la diferencia de temperaturas, la relación de presiones es menor, y el compresor necesita realizar un menor trabajo específico para ese salto de presión. Por lo tanto, al disminuir la energía del compresor, el rendimiento aumenta. Esto se puede observar claramente en el diagrama P-h.
Con los sistemas de condensación y evaporación flotante, conseguimos que las temperaturas puedan adaptarse a los cambios externos, y de esta forma, en ciertos momentos podemos disminuir la diferencia de temperaturas y aumentar el rendimiento y eficiencia energética de nuestra instalación con la consecuente mejora de la eficiencia energética en refrigeración.
Si utilizamos una condensación flotante, la temperatura de condensación puede reducirse si dejamos que se adapte a las temperaturas externas. Con este sistema, si la temperatura exterior disminuye, se puede reducir la temperatura de condensación también. En el caso de la evaporación flotante, igualmente dejamos que las temperaturas de evaporación fluctúen en función de las necesidades de demanda frigorífica.
La realización de una condensación y evaporación flotante se consigue con la incorporación de un sistema de control basado en válvulas de expansión electrónicas en lugar de válvulas termostáticas y variadores de frecuencia en el compresor. Al hacer esto, podemos ajustar las temperaturas de condensación y evaporación de una forma más eficiente, siempre que se respeten el salto de temperaturas adecuado de intercambio para garantizar la demanda de nuestra instalación.
Mediante la implantación de estos sistemas, se puede aumentar el rendimiento o COP de nuestra instalación de refrigeración o HVAC, lo que se traduce en la mejora de la eficiencia energética en refrigeración, obteniendo unos ahorros energéticos de entre un 2-3% por cada grado de reducción de la diferencia de temperaturas entre la condensación y la evaporación, aproximadamente.